Nueva exposición en el Espacio 'El Forn': baldosas de medianería

23.08.2019

El martes 10 de septiembre el Terracotta Museu de Ceràmica de la Bisbal d’Empordà inaugurará la exposición temporal “Rajoles de mitgeria. Col·lecció de Carles Alsius”, en el Espacio “El Forn”. Como su título indica, en esta exposición se mostrarán algunas de las piezas que conforman la colección privada del abogado Carles Alsius.

Las piezas de esta muestra se colocaban de manera visible en el exterior de las paredes medianeras entre propiedades contiguas. Las inscripciones de estas baldosas pregonaban públicamente las condiciones que tenían los propietarios de la casa vecina respecto la pared en cuestión, también era habitual que estuvieran fechadas. Gracias a ellas se clarifica situaciones, derechos y usos que no eran evidentes. Por ejemplo se clarificaba de quién es el suelo que sostiene la pared, quien lo ha construido y pagado o cuáles son los derechos de propiedad de ambos vecinos. Sin duda estas piezas han ahorrado muchos pleitos, controversias y enfrentamientos entre vecinos.

Colocar una baldosa de medianería era una manera práctica y económica de evitar malentendidos a lo largo del tiempo. Esta solución apareció a mediados del siglo XIX en la zona de Palafrugell y alrededores, y se continuó utilizando hasta casi un siglo más tarde, a mediados del siglo XX.

Eran piezas cuadradas o rectangulares con inscripciones realizadas con trepa, pincel o punzón, solían estar elaboradas con tierra roja, engobe blanco y barniz de galena. Las características de los materiales han llevado a considerar como lugares más probables de fabricación las ladrillares de Esclanyà (para las baldosas sin barniz) y la Bisbal para aquellas barnizadas, en excepción de algunas realizadas en alfares de Palafrugell.

De esta piezas todavía se pueden encontrar algunas en sus emplazamientos originales. El crecimiento del núcleo urbano de Palafrugell ha sido uno de los factores de su rápida desaparición. En 1990 se realizó un primer inventario donde se contabilizaron 98, un nuevo recuento de 2006 puso en evidencia que sólo quedaban 47. Con esta exposición se quiere dar a conocer una práctica particular de un territorio muy concreto y que, probablemente, pronto desaparecerá por completo de sus calles.

Desde la reapertura del museo uno de los antiguos hornos de la fábrica de la Terracotta ha pasado a ser el espacio expositivo más singular del equipamiento. El Espacio “El Forn”, con unas dimensiones reducidas (unos 15 m2), tiene una periodicidad semestral, está pensada para exponer piezas cerámicas muy escogidas procedentes de colecciones tanto privadas como públicas.

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